Buenos días.
Como ya sabéis todos lo que llevas aquí un tiempo, esta Semana Santa hemos pasado 4 cortos pero intensos días en la isla Canaria de Tenerife.
Era la primera vez que yo visitaba las llamadas "islas afortunadas" y debo decir que el contacto no podía haber sido mejor.
Me ha encantado Tenerife: su vegetación, su orografía, su comida, por supuesto, la nuestra sin gluten.
Y qué decir de su gente: que amabilidad con todo, que sonrisas. Qué gusto.
La verdad es que por aquí por el norte deberíamos aprender un poco del carácter isleño.
Como siempre que salgo de viaje, tengo mucha información que contaros así que no me enrollo más y vamos a por ello.
⇒ Alojamiento en Tenerife
Ya sabéis que por el tema de la celiaquía, nosotros generalmente apostamos por alojarnos en apartamentos para disponer de una cocina donde poder hacernos parte de las comidas.
Esta vez optamos por los
Apartamentos Casablanca, ubicados en Puerto de La Cruz, al norte de la isla y fueron un acierto total.
Situados 5 minutos andando del centro del pueblo, es un complejo precioso.
Los apartamentos están super cuidados (el baño del nuestro estaba recién reformado); son espaciosos, limpios y perfectos para pasar unas vacaciones en la isla.
De distintos tamaños, nosotros cogimos el de dos habitaciones y os aseguro que el descanso fue perfecto porque no se oía absolutamente nada.
Cuentan con piscina climatizada y una gran sala de juegos para los niños.
Además, tienen restaurante (funciona como aparta-hotel) en caso de que no os apetezca cocinar y por las noches, hay espectáculos y animación.
⇉ Por cierto, los reservamos como siempre con
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⇨ Día 1 de turismo: Norte de Tenerife
Llegamos a Tenerife procedentes de Pamplona a las 10:30 hora insular y tras coger el coche de alquiler en el mismo aeropuerto, nos fuimos hacia Puerto de la Cruz, donde os he comentado, teníamos el apartamento.
El día estaba gris y frío.
Pero de pronto abrieron las nubes y pudimos observar por primera vez la majestuosidad que tiene el Teide. Con sus casi 4000 metros de altura. Reconozco que me dejó absolutamente maravillada.
Vistas del Teide desde la carretera que va hacia Puerto de La Cruz
Una vez hecho el checking en el apartamento y sacar la ropa de la maleta, decidimos ir a conocer Puerto de la Cruz.
La vedad es que es una delicia pasear por sus callejuelas, ver el
Lago Martiánez, (casi vacío porque no hacía mucho calor) y en definitiva, dejarte llevar por el encanto del pueblo.
Tras comer, nos fuimos a echar un poco la siesta (nos habíamos levantado a las 5 de la mañana para poder coger el primero de los aviones a Madrid) y mientras los chicos se dieron un baño en la piscina, ya que el agua estaba climatizada.
Descansados y repuestos, cogimos el coche y nos fuimos hasta el pueblo de Garachico.
Es un trayecto de poco más de media hora en el que se aprecia el desnivel de la isla, su orografía hecha a base de erupciones volcánicas y miles de plantaciones de plátanos, que me encantaron.
Casas de Garachico
Disfrutamos viendo cómo las olas rompían en el paseo formado por roca negra volcánica y paseamos por sus calles, casi vacías, lo cual nos encantó.
De ahí y de nuevo en coche, la siguiente parada fue el pueblo de Icod de los Vinos, donde vimos el famoso Drago Milenario desde la plaza de la iglesia (que es la manera de verlo gratis).
Drago Milenario, Icod de los Vinos
El cansancio no dio para mas así que con ello, finalizamos nuestro primer día en Tenerife.
⇨ Día 2 de turismo: Loro Parque
Este día era el cumpleaños de mi pequeño. Bueno, 11 años ha cumplido ya Nicolás, pero siempre será mi pequeño.
Yo tenia mis reticencias si os digo la verdad. Pero me encantó.
No es un zoo al uso: es un parque dedicado a la conservación y cuidado al máximo de todos los animales que en él habitan. Donde te recuerdan constantemente la importancia de cuidar el medio ambiente, la naturaleza, nuestro planeta, que al fin y al cabo, es nuestra casa.
Y la vegetación, el entorno que tiene, es simplemente espectacular.
Y allí pasamos gran parte del día
Por cierto, para llegar desde Puerto de la Cruz hay un trenecito que te lleva de manera gratuita, así que esta fue nuestra manera de llegar allí y ahorrarnos el parking.
La ultima hora de la tarde la dedicamos a tomar el sol y bañarnos en la piscina, que para eso eran vacaciones y salir a cenar a uno de los pequeños y maravillosos restaurantes que hay por toda la isla.
⇨Día 3 de turismo: El Teide
Para mi marido y para mí tal vez era el "día grande" del viaje porque a ambos nos hacía mucha ilusión subir al Teide.
Tuvimos suerte, mucha suerte con el día porque salió absolutamente despejado y pudimos disfrutarlo aún más.
Y cuando digo suerte, es porque como queríamos subir hasta la cima (el teleférico te deja a 200 metros de ella), en Navidades habíamos solicitado el permiso para ello.
Es gratuito pero como os digo, va con día y hora así que si os interesa, estad al tanto.
El ascenso al Teide se puede hacer por 4 carreteras diferentes en función de dónde te encuentres alojado en Tenerife.
Nosotros optamos por subir por la carretera que llaman "La esperanza", y que parte del pueblo de La Laguna, donde se encuentra el aeropuerto del norte.
Aunque hicimos más kilómetros, acertamos de lleno subiendo por ella.
Subida al Teide por la Carretera de "La esperanza"
Si os digo la verdad, me esperaba más curvas. Aun así, yo me tomé pastilla para el mareo porque me conozco.
La subida es espectacular: pasas de estar rodeado por un bosque a estar en un paisaje que parece la luna.
A partir de los 2000 metros la vegetación desaparece para dejar lugar a lenguas de roca de antiguas erupciones del volcan.
No sé, de verdad que me fascinó.
Como íbamos con tiempo, fuimos parando en muchos miradores y nos acercamos hasta "Los roques", las famosas piedras que salían en los antiguos billetes de 1000 pesetas y desde las cuales, las vistas del Teide son impresionantes.
"Los Roques" y el pico del Teide al fondo.
Y de ahí al teleférico. Reconozco que me dan "cosilla" pero en 5 minutos estábamos arriba superando los más de 2000m de desnivel que tiene.
Tuvimos que abrigarnos porque lógicamente a esa altura hacia más fresquete (ojo, que para nada frío) y tras enseñar el pase, comenzamos los casi 200 metros de ascensión hasta el pico.
La subida no es dura, pero sí se nota la falta de oxigeno y en algunas zonas, un olor intenso a azufre. Pero sin duda, merece la pena el esfuerzo.
A 100 metros de llegar al pico del Teide
Cuando estás arriba y tienes la suerte de tener un día como el nuestro sin apenas nubes, ves toda la silueta de la isla, Gran Canaria, Gomera, La Palma... es una auténtica pasada.
A mis hijos les encantó estar en el cráter de un volcán (de hecho, había un grupo de científicos haciendo mediciones) y no se la de fotos que pudimos hacernos allí arriba.
Y además como os decía al principio, como sólo pueden subir 200 personas al día, estás prácticamente solo, con lo cual es una maravilla.
Vistas desde el pico más alto del Teide
Para las 5 de la tarde dimos por finalizada nuestra excursión al Teide y en este caso, decidimos bajar por la carretera de La Orotava, con muuuuchas más curvas que por la que habíamos subido.
En este punto llegaron las nubes, la famosa "panza de burro" que llaman y cuando llegamos al pueblo de La Orotava, estaba lloviendo, así que no pudimos parar.
Media hora despues, de nuevo había salido el sol y pudimos darnos un baño en la piscina de los apartamentos.
Así es el tiempo en la isla. O al menos, el que nos ha hecho a nosotros.
⇨ Día 4 de turismo: Los Gigantes y sur de Tenerife
Este día nos tocaba conocer el sur, así que cogimos el coche en dirección a los acantilados de "Los Gigantes".
En vez de ir por la carretera corta, más bonita pero llena de curvas, optamos por dar toda la vuelta a la isla pero por la autopista.
Al llegar a Los Gigantes, el día estaba cubierto de nubes y muy fresco, pero esto no impidió que cogiésemos el barquito que habíamos contratado para salir a mar abierto y allí, ¡¡¡¡ver delfines en libertad¡¡¡¡
Fue una maravilla. Muchos, muchos pequeños delfines a nuestro alrededor saltando y casi, casi acompañando a nuestro barco.
La idea era entrar má adentro donde debe haber una colonia de ballenas, pero el mar estaba muy picado y no pudimos.
La vedad, yo con ver los delfines me fui feliz de la vida. Y mis hijos ni os cuento.
También nos acercaron hasta la playa desde donde se desciende del famoso pueblo de Masca.
Sin duda, una excursión que merece la pena y que nos costó 60€ a los 4, por si os interesa. Nosotros la
reservamos a través de esta web con tres días de antelación.
Vistas de los acantilados de los gigantes desde el barco
De allí volvimos a coger el coche en busca de sol y acabamos en el Médano, un pueblo justo al lado del aeropuerto del Sur, donde comimos maravillosamente bien y donde nos dimos un largo paseo por sus dos playas: el médano, famosa por la cantidad de gente que había haciendo surf y kit-surf y "La tejita", solitaria y salvaje.
Nos quedamos con la ganas de bañarnos, pero la temperatura a pesar del sol intenso que hacía, no invitaba a ello. Así que lo dejamos para otra vez.
Al día siguiente tocaba volver para casa.
E Iberia se cubrió de gloria, porque hubo overbooking y nos sacaron, literalmente de nuestro vuelo para ponernos en otro 4 horas después. Así que nos acabamos conociendo la T4 de Barajas al dedillo.
Pero esa ya es otra historia.
En resumen, ha sido un viaje genial.
Nos ha encantado la isla de Tenerife.
Nos ha sabido a muy poco y nos hemos quedado con ganas entre otras cosas, de conocer el
Parque Rural de Anaga, situado en el norte de la isla;
Xiam Park, al sur, considerado el mejor parque acuático del mundo y la capital, Santa Cruz. así que estoy segura, volveremos.
Un besote
Helena