Hola buenos días.
Creo que una de las cosas que perdemos los adultos es la capacidad de sorprendernos, de imaginar, de "volver a ser niños". Y es una verdadera pena.
Hace unos días asistí a una charla de un docente e hizo un experimento: la mitad de la sala seguíamos siendo adultos y la otra mitad niño. Entonces teníamos que imaginar como decoraríamos una habitación infantil. Y fue sorprendente la diferencia entre ambas partes.
Cierto es que la vida te obliga a madurar y crecer. Pero también me parece fundamental al menos, en ocasiones, debemos sacar al niño que tenemos dentro y disfrutar de los momentos que la vida nos ofrece con esa ilusión y esa magia que tienen los enanos.
Por eso una de las cosas que más me gusta de hacer tartas para adultos es ver la reacción cuando las ven, sobre todo cuando son sorpresa. Por unos momentos, volvemos a emocionarnos, a olvidarnos de la racionalidad y ser niños "disfrutones" a los que les han regalado una" chuche maravillosa".
La cara de Pilar cuando vio su bolso, regalo de sus hermanas, no la pude ver. Pero sí se que dijo que había sido uno de los regalos más especiales que le habían hecho. Y eso a mí, me hace feliz.
Por dentro, el bizcocho era de vainilla con claras montadas relleno de crema de dulce de leche. Forrado con fondant y cubierto este con papel comestible. Las decoraciones las realicé días antes con pasta de goma ya que era fundamental que estuviesen bien secas para el momento del montaje del bolso.
Espero que os haya gustado. Yo disfruté muchísimo haciéndolo.
Un besote y hasta el jueves.
Helena